CULTIVOS EUROPEOS RINDEN GRANDES FRUTOS EN LA NUEVA
ESPAÑA.
Por Jesús Benito Cinco
NUEVA ESPAÑA. - La Corona española ha
mostrado gran interés por el desarrollo agrícola de la Nueva España. Su
legislación se orientó a fomentar la inmigración de labradores peninsulares y
dotarlos de las tierras más apropiadas para la agricultura. Los monarcas
españoles dejaron en manos de la iniciativa particular la introducción de
semillas y plantas europeas.
En un principio el mayor
centro productor fue el valle de Atlixco, seguido del valle de San Pedro. Lo
mismo puede decirse de San Pablo y otras regiones de Puebla y Tlaxcala que se
fueron sumando a la producción triguera, como Amozoc, Tepeaca, Huamantla,
Nopaluca y San Juan de los Llanos.
La caña de azúcar fue otro
cultivo que se importó. Don Luis de Velasco favoreció la instalación de
ingenios de azúcar y la ampliación de las siembras de caña, pero, al mismo
tiempo, advirtió a los propietarios que los trabajos de los ingenios no fueran
desempeñados por indios sino por esclavos negros. Semejantes facilidades han
inclinado a muchos propietarios a cambiar la siembra de trigo por la de caña.
El lino y el cáñamo también
hallaron una decidida protección oficial porque se esperaba dotar a la colonia
de producción suficiente para impedir su importación de otras naciones. Se
ordenó autorizar la siembra del lino y cáñamo e inducir a los indios a cultivarlos.
Después de ser un cultivo
exclusivo de los españoles, el añil se extendió a zonas tropicales,
especialmente Yucatán. Se han fundado más de 48 “ingenios” de añil en la
península.
Sin embargo, el cultivo
industrial de mayor rendimiento económico ha sido el gusano de seda, cuya cría
halló en la Nueva España las condiciones más propicias que en cualquier otro
lugar de América. El foco inicial de esta producción estuvo en Puebla. De allí
se extendió a la zona mixteca de Oaxaca, que pasó a ser el principal núcleo
serirícola. A pesar de ello, el cultivo de gusano fue cayendo en progresiva
decadencia a causa de la ruinosa competencia de las sedas de China procedentes
de Filipinas.
No obstante, se incrementó
el cultivo de la grana o cochinilla de nopal. La grana suplantó a la seda en
Oaxaca y partes de Yucatán, pero sin alcanzar su importancia como fuente de
riqueza.
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