El Señor Fiscal asistió a la alhóndiga toda
la tarde, se acabó el maíz y regresó a su casa.
Los indios lanzaron piedras contra el balcón
del cuarto de la Señora Virreina.
Los guardias salieron a la plaza para
rechazar a los indios, pero tuvieron que huir.
Los soldados destrozaron los puestos de
vendedores y dispararon desde las azoteas.
Don Amadeo y sus compañeros fueron seguidos
por los sediciosos hasta el Palacio.
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